SER GRASA ES CHETO

El viernes 11 de abril, un ratito antes de las 9 de la noche, me encontraba viendo C5N, un canal de noticias las 24 horas. Siempre miro TN, pero cambié para variar. O varié para cambiar. Llega el segmento deportivo y mencionan a Palermo. El presentador tiene una sorpresa para Eduardo Feinmann, hincha de Boca que detesta a Martín (¡¿?!). Es una edición de varios goles de Palermo con "Centro de Guillermo..." como fondo musical. 20, 30, 40 segundos en el aire y más. Me dio un ataque de alegría que llegó hasta la euforia. ¡Esto lo están viendo millones y millones de televidentes! Corte a estudios. Feinmann, lejos de disfrutar, está aborchonado. Dice:"¡...esto de hacerle un tango a Palermo es una GRASADA!" (las mayúsculas para destacar el énfasis del discurso). Inmediatamente, de la euforia pasé a un profundo estado de depresión. Me deschavó Feinmann. Y yo que presumía de ser muy cheto. Una vida de colegios privados y clases de inglés, viviendo en San Isidro. Desenmascarado en la televisión por cable. Yo creo que lo grasa no quita lo cheto. Soy cheto y soy grasa. Es un balance imperfecto. Pero me gusta. Me consuelo sabiendo que a Víctor Hugo Morales sí le gustó mi tanguito para el Mellizo y Martín.